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  • Daniel Rabal Davidov

España. La Sangre de una Nación.

España es mucho más que el simple pensamiento de un país, de una nación o de una lengua. España es el destino común de millones de personas que tenemos el sueño de vivir una buena vida, de amar y ser amados y de poder sentirnos orgullosos de formar juntos un Estado que es ejemplo de libertades, de derechos y de democracia…


En España, últimamente, la sangre no corre por las calles, pero sí se agolpa en los corazones emponzoñando poco a poco las mentes, que movidas por discursos de una u otra supuesta tendencia ideológica tratan de expurgar su rabia de distintas maneras: violencia verbal, física, banderas de distinto signo agitadas a los vientos…


En distintos lugares de nuestro país y movidas por diferente signo, las masas se van enardeciendo en cambio bajo un signo que es inequívoco: el del fanatismo violento. Pero España, la España real, no es esto. España es el centro de una cultura con siglos de historia. Siendo el Estado más antiguo de Europa, es también el país que marca el comienzo de la Era Moderna. Es el centro de una cultura internacional importantísima que se extiende por todos los rincones del mundo…


Mientras mucho se habla de guerras antiguas, de ideologías desfasadas (fascistas, comunistas, nacionalistas extremistas…etc), que bien se podría hablar de carlistas, legitimistas o afrancesados… en España hoy también se da una rica vanguardia artística que continuará con la tradición de aquello que es más de esta nación: su cultura. Lo puede comprobar cualquiera saliendo a la calle y viendo a miles de jóvenes cuyos principales intereses son lo intelectual, lo filosófico, lo artístico, lo científico… Pero es que para algunos es más apropiado restituir el pasado, porque solo en el estancamiento de esas aguas con décadas de quietud, pueden sacar algo con lo que embarrar suficiente el panorama nacional.


España, fuera de sus fronteras, es admirada y reconocida como la cuna no solo del español (idioma hablado como lengua materna en más de 60 países) sino de algunas de las personas que más han aportado a la literatura, al avance de la cultura mundial:

España es sinónimo de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Góngora, Lorca, Carmen Laforet, Gómez de la Serna, Unamuno, María Zambrano… por citar algunos de nuestros autores más traducidos.

¡Pero son tantos!

España es conocida por una música irrepetible que arrebata los sentidos y hace estremecerse hasta los corazones más gélidos con el calor de las ascuas.

También es España Picasso, Dalí, Goya, Velázquez…

Y son también España Buñuel y Berlanga.

Y también son, por supuesto, España todas aquellas personas que mataron, tiranizaron o quisieron hacerlo. Pero sucede que a este tipo de seres se los lleva el viento de los tiempos, mientras que a los otros los recoge el oro de la historia.


España es una de las cunas de la Europa moderna y, actualmente, es un ejemplo de modernidad. En ningún otro país se puede uno sentir tan seguro de estar en una gran democracia, en un lugar acogedor, en un país vivo, como en España.


En España hace falta que nos olvidemos de ser de izquierdas, de derechas o de supuestos centros que siempre tienden a uno u otro lado de la balanza. Las izquierdas y las derechas son arcaicas. Algo del siglo pasado. Algo tan desfasado que pronto ni se utilizará como término, porque los tiempos cambian y las ideologías que eran llamadas de una forma pasan a llamarse de otra, confundiendo a muchos en el camino. Hace falta que dejemos al lado los nacionalismos, los fanatismos de todo tipo y el odio por el odio. En España hace falta que pongamos todos en común esa magnífica sangre mezclada en la que participan tantas culturas milenarias distintas (cristianos, judíos, musulmanes, godos, romanos…) para llevar a cabo la tarea de convertir nuestro gran país en un país aún más grande. Porque si permitimos que ante la debacle política impere nuestra indolencia… hacemos un flaco ejercicio de ciudadanos de un país que, al fin y al cabo, no forman los políticos que parecen haber olvidado estos días su deber para con nosotros como representantes de nuestra voluntad, sino que formamos todos nosotros.


Debemos llevar a esta gran nación más allá. Siempre más allá. Porque España es el país que supera los límites. El país que va más allá de lo imposible. En España acababa el mundo hasta que España descubrió un nuevo mundo. Porque la osadía, la inteligencia y la pasión son la sangre de una nación, la nuestra.


Hay que ir más allá… ¡Siempre más allá!


PLUS ULTRA


Daniel Rabal Davidov

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